miércoles, 13 de octubre de 2010

4. KEVIN

-         ¿Estás cómoda?
-         Sí, tu sofá es muy blandito. – Sonríe.
-         Bueno, dime, ¿en qué quieres que te ayude? – Le pregunto pasando mi brazo por encima de sus hombros.
-         Pues... en todo. No sé nada, soy un desastre en historia. – Me explica.
-         Bien, pues pásame el libro y empiezo.
-         ¿El libro? No me lo he traído. – Se ríe – Prefiero una clase más práctica.

De repente, se acerca a mí y me besa, primero suave, luego aumentando la intensidad. Yo le sigo el beso, mientras me voy echando hacia atrás para que ella quede encima mía. Dios, qué directa ha sido, ¿no? Se ve que no le gusta dar muchos rodeos. Me quita la camiseta y sigue besándome. Uf, está empezando a subir mi temperatura corporal. Sus manos empiezan a desabrocharme el pantalón. Andrea... ¿Andrea? ¿Por qué pienso  ahora en ella? Si la que está encima mía es Lidia. ¿Qué coño me pasa?

-         Espera, para, Lidia.
-         ¿Qué? – Se desconcierta.
-         No puedo. – La cojo por la cintura y la separo de mi.

Me incorporo , quedándome sentado en el sofá y apoyando la cabeza entre mis manos. Dios, tengo a Lidia, una chica que está muy buena, en mi sofá y con ganas de tema y resulta que mi conciencia no me deja en paz. ¿Por qué me viene la imagen de Andrea? Joder, ya sé que me gusta muchísimo y que me encantaría que fuera ella la que estuviera en el sofá conmigo; pero ¿justo ahora tengo que dejar pasar esta oportunidad? ¡Mierda!

-         ¿Estás bien, Kevin? – Me pregunta Lidia, poniéndome la mano en el hombro.
-         No, no me encuentro bien. Lo siento, Lidia, pero será mejor que te vayas a casa... – Le respondo en susurros.
-         ¿Seguro? Es decir, si quieres llamo al médico o algo...
-         No, no. De verdad, no te preocupes, solo necesito descansar. – Me levanto y la acompaño hasta la puerta.

Antes de cerrarla, ella me mira dudosa. Me despido con un “hasta mañana” y una sonrisa. ¿¡Estoy loco!? ¿Qué me ha pasado? ¿De verdad acabo de dejar la oportunidad de acostarme con Lidia? Dios, soy estúpido. Resulta que sé que no puedo tener a Andrea; pero ahora tampoco puedo concentrarme en otras.
Joder, esto de enamorarse es una mierda.
¿Mariposas en el estómago? ¡También lo siento cuando me subo a una montaña rusa! ¿Cara de zombi sonriente? ¡También puedo estarlo cuando me acuesto con una tía! ¿No poder pensar en otras cosas? ¡Eso siempre! No necesito estar enamorado para sentir todas esas cosas, joder.
¡Bip! ¿Quién coño me envía un mensaje ahora?

“Tío, acabo de echar un buen polvo. Resulta que mi vieja casi me pilla y eso ha sido lo mejor. ¿Tú qué tal con Lidia? Espero no haber interrumpido nada ;)”

Lucas. Es muy oportuno este chico. ¿Por qué él siempre consigue lo que quiere, joder? Bueno, en realidad antes yo también lo conseguía... hasta que apareció Andrea. Ahora resulta que no puedo hacer nada sin pensar en ella. Puf, qué asco. Me gustaría estar como Lucas y poder hacer lo que quisiera. Lo peor es que ella no da señales de sentir lo mismo que yo y eso... eso duele y mucho.

“¿Qué dices, tío? ¿Casi te pilla? Joder... Y con Lidia, bueno, al final nada. Nos hemos liado, simplemente.”

Enviado. Bah, voy a dejar de rayarme. Tarde o temprano, tengo que hablar con Andrea, esto no puede seguir así. De todas maneras, si sale mal y me dice que no, ya podré empezar a olvidarla. O al menos intentarlo.

C.

1 comentario:

  1. ¡Hola! Escribes muy bien, y la forma en que describes todo lo que ocurre, parece que los demás estuviéramos ahí también. Está muy interesante, así que síguela! ;)

    ¡Un saludo!

    Clau.

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